Hoy somos, mañana no sabemos. ¿Tienes alguna duda de esta realidad?
No te engañes a ti mismo... nuestro destino, tarde o temprano será la tumba.
¡El momento es ahora!
Diversas culturas, distintos ritos fúnebres. Lo cierto es que todos iremos a parar a un cementerio. No sabemos cuál será la razón o circunstancia que nos llevará ahí: una enfermedad, una guerra, un trágico accidente, o una muerte natural y tranquila en la comodidad de nuestra casa, en nuestra propia cama...
Algunos tendrán el privilegio de despedirse de sus seres queridos, otros partirán tan rápido, que todo su entorno quedará impactado.
¿Cómo reaccionas a la mala noticia?
¡La vi hace dos días! - dije en ese triste día, cuando recibí la noticia de la partida de una buena amiga hace poco más de dos años, a ratos me parece que fue ayer, a ratos siento que nunca sucedió.
Hace unas noches, soñé que visitaba el cementerio. Soñé que visitaba a mis seres queridos fallecidos, amigos y conocidos. Soñé que me detenía en esas tumbas y reflexionaba, ¡los recordé en vida!. Y, aunque fue bello, desperté muy nostálgico.
En el sueño, una de las cosas que me preguntaba era: ¿Qué habrá estado haciendo, pensando, diciendo... al momento de...? ¿Qué le habrá quedado pendiente por hacer? Es más, les preguntaba directamente: ¿Qué harías si estuvieras vivo...?
En el sueño, sólo una persona me contestó... mi querida abuela paterna.
"¡Me hubiera gustado verte de abogado!" - sí, era la misma voz que escuché por última vez hace más de diez años. En el sueño, me emocionaba hasta las lágrimas.
Desperté con una nueva visión sobre mi carrera. Ahora pienso: "Si abuelita, tal vez no estarás para 'verme de abogado'. Pero te prometo que si todo resulta bien, te iré a visitar con mi título en mano. Si no resulta, bueno... también te visitaré, no te preocupes".
Sin duda alguna, la espiritualidad nos dice que los que descansan, ciertamente siguen... No hay visión más inhumana que declarar "desaparecidos para siempre" a los que se durmieron profundamente.
¡Sus obras, su amor, sus acciones siguen con nosotros, en nuestros recuerdos! ¡El mérito de sus vidas nos protege!
Que triste debe ser mirar, sentir... pero no disponer de un cuerpo físico para actuar en un mundo que, a pesar de todo, es lindo.
Y es que, hay cosas que nunca valoraremos... bueno, hasta que hayamos partido.
Estoy seguro que extrañaremos comer con la familia, extrañaremos abrazar a nuestros amigos, extrañaremos ir a la playa... extrañaremos tantas cosas, aún estando mejor.
Hay una leyenda (creo que talmúdica) donde se nos cuenta que los Sabios fueron al cementerio.
"¿Cómo es estar aquí...?"- le preguntaron a los muertos.
- Tranquilo, sólo que extrañamos [no podemos] rezar... - respondieron ellos.
Pues bueno, independiente a qué creencias tengas, pongo este ejemplo para explicar mi meditación. ¿Cuántas de esas almas judías, despreciaron rezar en vida? ¡Pues ahora extrañan rezar! (Esta es una de las razones por las cuales los Judíos evitan rezar en los cementerios... para no aumentar este sentimiento de nostalgia y/o tristeza en sus muertos).
Tal vez tú y yo no extrañemos rezar. Pero podríamos extrañar otras cosas: el almuerzo familiar, el cumpleaños de mamá, qué se yo...
"Me hubiera gustado pasar más tiempo con él/ella" - dicen muchos deudos.
"Me hubiera gustado pasar más tiempo con ellos..." - dicen los muertos.
Para evitar estados de confusión y tristeza después de partir, deberíamos pensar AHORA en vivir plenamente. La idea es que, cuando nos vayamos, no extrañemos tanto las cosas.
Hasta aquí, ud. podría pensar que: "Entre menos apego, menos sufro..." y es que este principio Budista (creo) goza de demasiada popularidad.
Pero parece que la lógica de los muertos es otra: "Entre menos apego tuve en vida, más apego siento estando muerto". ¡Y es que parece que los muertos se lamentan incluso por no poder saludar a sus vecinos, aún cuando no los saludaban nunca en vida!.
En cambio, el que saludó a sus vecinos, compartió con su familia y fue buen amigo, se siente en todo satisfecho: "Hice lo que tenía que hacer, viví plenamente... no hay nada pendiente para mí en el mundo físico, estoy conforme".
El cliché: "No dejes para mañana lo que puedes hacer HOY", cobra entonces una especial fuerza. Y es que, el momento... ¡el momento es ahora!.
Mañana ud. puede dejar de ser, existir... Hoy ud. es y existe.
Si no me cree, o si es incapaz de percibir esta realidad, de una vuelta durante la semana por el cementerio. Ahí descansan centenares de cuerpos, que alguna vez se movieron, hablaron, rieron y lloraron... igual que ud. Y ahora lo esperan, nos esperan.
Ellos, tal vez se lamentan por las cosas que no alcanzaron a vivir o por las cosas que les hubiera gustado aprovechar más. Otros están plenamente satisfechos y descansando en paz absoluta. ¿Y usted? ¿Ha pensado en qué pasaría si su vida se acaba mañana?
El presente es nuestro, el futuro no sabemos. ¡Vivamos vidas plenas y productivas!
¡Vivamos vidas apasionadas! ¡Vidas agotadoras!
Piense ud. en lo siguiente: "Una madre sufría porque su hijo tenía insomnio. El niño no dormía ni dejaba dormir. Al ver esta situación, la madre decidió llevar a su hijo al médico. La receta fue sencilla: ejercicio y agotamiento en el día. La madre planificó muchas actividades agotadoras para su hijo. Y así fue que, desde ese día, el pequeño nunca pasó de las 21 hrs sin caer rendido en los brazos del sueño".
Ese es mi consejo amigos queridos...
¡Hay que agotarse! ¡Es la única forma de necesitar y merecer descanso!
Mi invitación hoy es a no postergar esa conversación, no dejar para más tarde eso que quieres hacer o decir. No dejar que pasen los días sin reconciliarse. Vuelve a almorzar con tu familia, llama a ese amigo que tienes abandonado, ama sin condiciones... vive con pasión, muévete por la vida como un niño revoltoso. ¡Entre más cansado te pille la noche... más fácil será aceptar el descanso! ¡Sentirás que te lo mereces y disfrutarás reposadamente! Dirás: "Esta fue mi vida... ¿loca no?. Tengo bien merecido mi descanso eternal, porque corrí, me moví, actué, fui e hice, sentí y viví todo lo que tenía que vivir, a full".
¿Has dicho alguna vez: "Fue un día agotador... ¡a descansar!"?
Pues deseo de todo corazón, que en ese momento, puedas decir lo mismo: "Fue un viaje agotador... ¡a descansar!".
Con gran afecto,
Léonard M.-
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